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Essay / Ask SAPIENS

¿Qué es la antropología cultural?

Los antropólogos culturales tratan de comprender las formas vertiginosamente diversas en que vive la gente hoy en día, incluida la forma en que piensan, actúan, crean, luchan, dan sentido y organizan sus sociedades.
En un día soleado, dos personas se sientan en taburetes bajo un toldo de madera y tela. Están frente a frente y una de ellas sostiene un portapapeles.

Los antropólogos culturales suelen realizar entrevistas como parte de su trabajo de campo.

Koen Dekeyser/Flickr

¿QUÉ ES LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL?

La antropología cultural, al igual que otros campos de la antropología —como la arqueología, la antropología lingüística y la antropología biológicaestudia a los seres humanos y lo que significa ser humano. [1] En las instituciones académicas de Europa y otras partes del mundo, la disciplina de la antropología social, que se centra en las instituciones y relaciones sociales, es mucho más común que la antropología cultural. Ambas se solapan significativamente pero no son sinónimas y proceden de tradiciones intelectuales diferentes. El término “antropología sociocultural”, que combina ambas disciplinas, también se utiliza actualmente en muchas partes del mundo. Lo que diferencia a la antropología cultural es que se centra específicamente en las cosas que los seres humanos hacen, creen, experimentan y crean.

La antropología cultural plantea muchas preguntas: ¿Qué piensa la gente? ¿Cómo viven? ¿Qué conforma una familia? ¿Qué prácticas económicas y espirituales lleva a cabo la gente? ¿Qué hace que las personas sientan que son diferentes unas de otras y cómo surgen estas diferencias percibidas en las ideas sobre raza, género u origen geográfico? ¿Cómo crean las personas las estructuras sociales y entienden el poder? ¿Por qué la gente come lo que come? ¿Cómo utilizan el lenguaje? ¿Qué hacen en su tiempo libre? ¿Cómo interactúan con los animales, las plantas y el entorno en general? ¿Y cómo afectan todas estas identidades, prácticas y relaciones al modo en que las personas se ven a sí mismas como seres humanos?

 

Ask SAPIENS (pregunte a SAPIENS) es una serie que ofrece una visión del funcionamiento interno de la revista.

Estos puntos de partida conducen a las preguntas más fundamentales de la antropología cultural: ¿Qué significa vivir la vida como un ser humano en el mundo? ¿Por qué las personas de todo el mundo viven de forma tan diferente —y qué tienen en común—? ¿Y cómo puede el examen de la diversidad humana revelar posibilidades alternativas de cómo ser humano y cómo imaginar nuestros futuros compartidos?

Para explorar estas cuestiones y llegar a algunas respuestas, los antropólogos culturales recurren a la investigación en profundidad entre las comunidades. A menudo trabajan con estos grupos durante años o incluso décadas. Como la antropología se considera una ciencia (de ahí el “-ología”), necesita datos para hacer afirmaciones. Los antropólogos no pueden limitarse a decir que algo es de una determinada manera sin estos datos, por lo que van al “campo” —es decir, a un lugar del mundo donde los seres humanos hacen cosas humanas— y los recogen en un proceso denominado trabajo de campo.

¿QUÉ ESTUDIAN LOS ANTROPÓLOGOS CULTURALES?

Algunas disciplinas científicas utilizan grandes conjuntos de datos para encontrar patrones sociales o replican hallazgos de laboratorio para llegar a supuestos hechos universales. En cambio, los antropólogos culturales tienden a centrarse en contextos sociales concretos. Estudian cómo piensan y actúan las personas en esos contextos. Los antropólogos culturales no pretenden resolver en última instancia los grandes misterios de la humanidad mediante la investigación de campo. Más bien pretenden dar sentido a las complicadas formas en que las personas dan sentido a sus vidas.

A lo largo del siglo XIX y gran parte del XX, esta investigación consistía principalmente en que los antropólogos (normalmente de Europa o Norteamérica) se desplazaban a un único lugar de campo (normalmente un pueblo o ciudad de América Latina, África, Asia u Oceanía) y examinaban los conocimientos y prácticas locales. En las últimas décadas, estas ideas sobre quién puede practicar la antropología y dónde se encuentra el “campo” se han ampliado y diversificado.

Hoy en día, el campo de trabajo de un antropólogo puede incluir el seguimiento de las cadenas mundiales de productos básicos, el estudio de cómo los teléfonos móviles están cambiando las relaciones sociales o la inmersión en las plataformas de las redes sociales utilizadas por personas de todo el mundo. Los antropólogos culturales estudian el modo en que las distintas sociedades contemporáneas afrontan problemas complejos, como la salud mental en Indonesia, la actuación policial en Kenia o la gestión de residuos en Hong Kong.

Algunas cuestiones a las que se enfrentan las poblaciones locales reflejan problemas mundiales. Por ello, los antropólogos también estudian las políticas en torno al cambio climático mundial, los movimientos de refugiados y los efectos sociales del superávit económico y la austeridad, entre otros temas. La antropología cultural llega incluso a ámbitos en los que las experiencias humanas se solapan con las tecnologías y los animales no humanos. Los investigadores estudian temas que van desde los soldados robot impulsados por inteligencia artificial hasta los trasplantes de órganos entre especies, pasando por las relaciones de las personas con los monos macacos y las ratas militares detectoras de minas terrestres.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL?

La forma en que los antropólogos entienden y estudian la cultura ha cambiado mucho desde que se inició la disciplina formal hace unos 150 años. A lo largo de estos cambios y evoluciones, algunos conceptos y prácticas fundamentales se han convertido en elementos centrales de la antropología cultural. Entre ellos se encuentran el concepto de “cultura”, el valor otorgado a los enfoques holísticos, el ideal del “relativismo cultural” en oposición al “etnocentrismo” y la comparación.

 

Conceptos clave

Cultura: Los no antropólogos pueden pensar que “cultura” es sinónimo de bellas artes o alta cocina. Los antropólogos entienden el término de otra manera. A grandes rasgos, los antropólogos culturales definen la cultura como el conjunto de creencias, prácticas, símbolos y normas de un grupo de personas. Esta cultura puede estar escrita, transmitirse verbalmente, difundirse a través de la práctica o ni siquiera mencionarse nunca (pero seguirse de todos modos).

Al igual que el propio concepto, la relación de los antropólogos con la cultura como forma de conceptualizar los grupos humanos ha cambiado con el tiempo. Los antropólogos culturales insisten ahora en que las culturas son inestables e ilimitadas. De hecho, dentro de cualquier grupo o sociedad, la cultura se construye socialmente y sus miembros la impugnan y rehacen constantemente. La cultura se ve influida por cambios económicos, sociopolíticos y medioambientales más amplios. Algunos antropólogos incluso rechazan la idea de que los grupos de personas puedan definirse por culturas distintas, argumentando que el concepto simplifica en exceso las diferencias y conexiones entre los pueblos.

Holismo: Los antropólogos culturales enfocan y entienden las cosas “holísticamente”. Esto significa que intentan ver las situaciones y las prácticas como parte de una imagen más amplia. La gente suele ver su propia vida como parte de una progresión lineal: este acontecimiento causó aquel otro, que a su vez causó este otro, etcétera. La antropología cultural lucha contra esta tendencia. En su lugar, intenta captar las múltiples fuerzas conectadas del poder, la identidad, la historia, la geografía, las creencias, las relaciones sociales, etc., incluso en las prácticas, expresiones o actividades más pequeñas.

Relativismo cultural: El relativismo cultural quizá se entienda mejor empezando por su opuesto: el etnocentrismo. Una actitud etnocéntrica considera que la cultura propia no solo es “mejor” que las demás, sino que es “normal” o “natural”. Esta perspectiva convierte a todas las demás culturas en anormales y antinaturales (o al menos raras). El relativismo cultural (también denominado “relatividad cultural) se opone a esta postura. Su objetivo es intentar comprender los rasgos culturales —como la moral, las normas y las creencias— desde el punto de vista propio de esa cultura. Este principio permite a los antropólogos resistirse al impulso inmediato de tachar ciertas prácticas de inmorales o extrañas. En su lugar, el relativismo cultural permite a los investigadores explorar cómo estas prácticas se conectan con el todo (véase el holismo más arriba) sin toda la carga etnocéntrica.

Pero también es importante señalar que los antropólogos trazan sus propias líneas éticas. La mayoría de los antropólogos utilizan el pensamiento relativista como guía para abordar la diferencia. Pero esto no significa que no se pronuncien —o incluso actúen— contra prácticas o estructuras moralmente injustas. Los antropólogos a menudo luchan contra las desigualdades en sus propias comunidades y en las comunidades que investigan.

Comparación: La antropología ha sido una disciplina comparativa desde sus inicios en el siglo XIX. En sus inicios, algunos antropólogos practicaban un racismo científico muy preocupante, o clasificaban a los grupos según su raza u origen geográfico para afirmar que una “cultura” era más o menos “civilizada” que otra. A menudo, estas comparaciones se utilizaban para justificar el colonialismo, la esclavitud y otros sistemas e instituciones injustos.

Con el tiempo, la mayoría de los antropólogos se opusieron a la interpretación abiertamente prejuiciosa de algunas sociedades como “salvajes” o “primitivas”; sin embargo, siguen en marcha los esfuerzos por “descolonizar” la disciplina y tener en cuenta esta historia. Hoy en día, cuando los antropólogos culturales recurren a la comparación, lo que consideran significativo es cómo difieren o cambian los grupos a lo largo del tiempo y el espacio. Quieren entender lo que esas diferencias y cambios pueden decirnos sobre la riqueza de la diversidad humana.

¿QUÉ ES LA ETNOGRAFÍA?

El término “etnografía” se utiliza para describir tanto una práctica como un producto material. Cuando un antropólogo cultural está sobre el terreno, se dedica a lo que se denomina investigación etnográfica, o “hacer etnografía” (la práctica). Una etnografía (el producto) es el resultado final de esta investigación etnográfica en profundidad; suele ser un libro detallado sobre un determinado grupo de personas en un lugar y una época concretos. [2] Aunque la etnografía escrita sigue siendo la norma en este campo, los antropólogos también producen cada vez más otros medios etnográficos, como películas documentales, etnografías sonoras, poesía etnográfica e incluso novelas gráficas etnográficas. Así pues, los antropólogos hacen etnografía para escribir una etnografía.

Para muchos antropólogos, un aspecto importante del trabajo de campo etnográfico es saber que permanecerán sobre el terreno durante un largo periodo de tiempo. Puede ser tan breve como unos pocos meses, pero a menudo se prolonga durante muchos años. A diferencia de la mayoría de las demás ciencias, los antropólogos se adentran en el terreno con preguntas orientadoras más que con una hipótesis. A continuación, dejan que el trabajo de campo revele las respuestas a sus preguntas, planteando a menudo nuevas preguntas en el proceso.

Los antropólogos dependen de las relaciones personales con sus “interlocutores” —como suelen llamar a las personas con las que se relacionan—. Formar estas relaciones puede llevar tiempo y esfuerzo, sobre todo si el antropólogo no está ya integrado en la sociedad que estudia. Además, pueden surgir prácticas diferentes con los cambios estacionales; en circunstancias especiales como nacimientos, defunciones o bodas; o en respuesta a conflictos, desastres naturales o la introducción de una nueva tecnología. Por eso es preferible un estudio a largo plazo. Solo con este nivel de exposición, apertura mental y compromiso puede un antropólogo ver las culturas de forma más holística.

Durante este largo y arraigado periodo, los antropólogos culturales pueden escribir notas de campo y/o poemas de campo, realizar entrevistas, dibujar mapas, construir gráficos de relaciones de parentesco y poder, registrar historias y relatos biográficos, rastrear redes de comunicación e investigar muchas otras fuentes de información cultural. Incluso si el antropólogo ya estaba familiarizado con este grupo, le presta mucha atención para ver patrones que pueden haber pasado desapercibidos en el día a día. Pero hacer etnografía no significa simplemente pasar el rato con un grupo de personas y escribir mucho sobre ellas. En lugar de observar pasivamente, la mayoría de los antropólogos culturales practican la “observación participante”.

¿QUÉ ES LA OBSERVACIÓN PARTICIPANTE?

La observación participante es exactamente lo que parece —los antropólogos observan y toman notas, fotografías, grabaciones de audio y vídeo, etc., al tiempo que participan en las culturas que estudian—. En un nivel fundamental, esto significa vivir entre sus interlocutores en las mismas comunidades, a veces incluso en las mismas viviendas. Esto significa también que un antropólogo debe prepararse de antemano intentando aprender la lengua o lenguas que se hablan allí (si hablan una lengua diferente) antes de entrar en el terreno.

El antropólogo no solo vive con sus interlocutores, sino que también trabaja, juega, come, baila, celebra, llora e incluso bebe con ellos. Esto incluye actividades cotidianas, como pastorear renos en Noruega, ayudar a prevenir incendios forestales en California, comer conejillos de indias en Perú o criar niños en Arizona. Esto se complica de un modo especialmente espinoso cuando el antropólogo ya es miembro de la sociedad estudiada, pues seguirá realizando todas estas actividades cotidianas, supuestamente “ordinarias”, pero como miembro del grupo y también como antropólogo.

¿CÓMO PUEDE AYUDARNOS LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL A COMPRENDER EL MUNDO ACTUAL?

La investigación antropológica cultural aborda los problemas acuciantes y las experiencias vitales de los seres humanos. Para los humanos contemporáneos de la Tierra, esto incluye el estudio de procesos como el calentamiento global. Por ejemplo, ¿cómo están limpiando su carbono las personas de todo el mundo con la agricultura sostenible, o cómo el aumento de los huracanes pone de manifiesto la desigualdad social? Los antropólogos también estudian cada vez más la tecnología: ¿cómo afectan a la vida de las personas los teléfonos móviles, las redes sociales y la inteligencia artificial?

Hoy en día, muchos antropólogos también analizan cómo los sistemas de poder históricamente injustos han influido en la vida actual de las personas. Esto abarca desde el trato que reciben los sordos encarcelados hasta los prejuicios contra los negros en Cuba y Brasil, pasando por los prejuicios contra los asiáticos en EE.UU. Los antropólogos culturales a menudo se centran en cómo las personas pueden trabajar para desmantelar los sistemas injustos. En los últimos años, muchos antropólogos también han centrado su atención en la pandemia de la COVID-19, observando los cambios en muchos aspectos de la vida, desde los sistemas educativos hasta los rituales de la muerte, pasando por los deportes universitarios.

Los antropólogos, al igual que otros académicos, comparten sus conocimientos de investigación escribiendo libros y artículos, enseñando y dando conferencias públicas. También se dedican a otras actividades para compartir conocimientos, como los podcasts de cara al público o la ficción etnográfica, a menudo junto con otros colaboradores, incluidos sus interlocutores. En muchos casos, los productos de la antropología que antes eran en gran medida antropólogos hablando y escribiendo sobre sus temas de estudio están empezando a parecerse a proyectos de colaboración con sus interlocutores.

¿QUÉ TRABAJOS SE PUEDEN CONSEGUIR CON UN TÍTULO EN ANTROPOLOGÍA CULTURAL?

Es posible que inmediatamente piense que un título en antropología cultural solo puede conducir a una carrera como profesor de antropología. Estos puestos existen (aunque cada vez son más difíciles de conseguir), pero la mayoría de los antropólogos trabajan en un puesto de “antropología aplicada”. Es decir, utilizan la teoría y la formación de la antropología para ayudar en otros campos como el humanitarismo y el desarrollo internacional, el periodismo, la salud pública y el patrimonio cultural. Estos antropólogos aplicados pueden trabajar para empresas, gobiernos u organizaciones sin ánimo de lucro y no gubernamentales.

Por supuesto, no todos los graduados de bachillerato o licenciatura en antropología cultural llegan a ser antropólogos profesionales. Pero la formación en antropología cultural fomenta aptitudes como el pensamiento crítico, ético y relativista; la capacidad de colaborar; y una excelente comunicación escrita y verbal que son esenciales para muchas ocupaciones.

Los empresario suelen valorar a los licenciados en antropología porque “entienden” a las personas. A menudo contratan a licenciados en antropología para puestos en publicidad, marketing, recursos humanos, experiencia de usuario o diseño de investigación, que dependen de la comprensión de los comportamientos humanos. Esto es especialmente frecuente ahora, cuando las empresas buscan cada vez más fomentar la inclusión y la diversidad en el lugar de trabajo. De hecho, se prevé que la tasa de empleo de los antropólogos aumente un 6% entre 2021 y 2031.

¿ES ÚTIL LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL?

Sí.

Los seres humanos vivimos una existencia precaria y en constante cambio. Nos hacemos preguntas sobre el mundo, sobre los demás y sobre nosotros mismos. La antropología cultural busca respuestas a esas mismas preguntas. Y en ese sentido, sí, es extremadamente útil.

La antropología cultural nos muestra por qué la idea de “naturaleza virgen” es un mito e ilustra el peligro de prohibir la investigación sobre la violencia armada. Explora la soberanía en Marte, revela los vínculos entre oráculos y algoritmos digitales e imagina futuros posteriores al carbón. Incluso se plantea seriamente si los filósofos occidentales se equivocan en casi todo lo que creen saber.

Si esta última perspectiva le aterroriza, quizá la antropología cultural no sea para usted. Si le parece apasionante, bienvenido.
Devin Proctor es un antropólogo cultural especializado en antropología digital que estudia la identidad y la construcción de grupos en espacios en línea. Obtuvo su doctorado en la Universidad George Washington y trabaja como profesor adjunto de antropología en la Universidad de Elon. Proctor trabaja actualmente en proyectos que abordan el proceso de radicalización hacia el extremismo del poder blanco en línea y los que rastrean la desinformación y la memorialización durante la pandemia de la COVID-19.
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