Qué hay detrás de la evolución de los retratos de neandertales
LOS PRIMEROS RETRATOS DE NEANDERTALES
En 1888, unas décadas después de que apareciera el primer fósil identificado científicamente como Homo neanderthalensis, el antropólogo y anatomista Hermann Schaaffhausen hizo un retrato de cómo podría haber sido ese neandertal en vida.
Encontrado en el valle alemán de Neander, el fósil era tan solo la parte superior de un cráneo —una cúpula en forma de lágrima con grandes cejas en la parte frontal— sin los huesos faciales debajo. Pero Schaafhausen rellenó los huecos y esbozó un rostro neandertal de perfil: un tipo peludo y corpulento con una mandíbula prominente.
Dieciocho años antes, el científico Louis Figuier publicó una ilustración que presentaba al individuo del valle de Neander como un europeo biológicamente moderno, vestido con pieles. A partir del mismo fósil, dos contemporáneos dibujaron imágenes diametralmente opuestas.
¿Por qué ocurrió esto?
Como darwinista social, Schaaffhasuen creía que las distintas razas representaban etapas diferentes en una progresión lineal de la evolución humana. Para él, los neandertales pertenecían a un estadio primitivo de cavernícolas. Parecido a un gorila e incivilizado, el neandertal de Schaaffhausen pedía una mejora física y moral. Figuier, un creacionista, veía a los neandertales como humanos como nosotros, manifestados por un Dios bíblico en el sexto día de la creación. Para él, los neandertales eran biológicamente modernos, pero, como los bebés, necesitaban aprender los métodos de la civilización.
Desde la aparición de este primer conjunto de ilustraciones, se ha derramado mucha tinta y dolor sobre la interpretación y representación de los neandertales. Estas imágenes deben situarse en su contexto histórico. Al examinar las reconstrucciones de neandertales —y las ilustraciones científicas en general— es importante analizar cómo los puntos de vista sociales y políticos influyen en la representación de las pruebas.
A veces, las interpretaciones dicen más de sus creadores que de sus sujetos.
PRIMOS MISTERIOSOS
Los neandertales, nuestros primos evolutivos, se separaron de nuestro linaje hace unos 600.000 años. Vagaron por Eurasia durante cientos de miles de años hasta que se extinguieron hace unos 40.000 años. En muchos aspectos, se parecían a nuestros antepasados paleolíticos: ambos utilizaban herramientas de piedra, cooperaban y cuidaban de los suyos. Pero destacan algunas diferencias. Más fornidos y dotados de enormes cejas, los neandertales sobrevivieron a algunas de las condiciones más frías de Eurasia, donde ningún Homo sapiens se aventuró durante esas olas de frío.
Cuál era el aspecto de los neandertales siempre ha importado. Más que una simple obra de arte, las visualizaciones de los neandertales representan una piedra de toque de lo que significa ser humano.
Antes del siglo XX, solo se habían descubierto huesos dispersos de neandertales. El primer esqueleto casi completo se encontró en el yacimiento francés de La Chapelle-aux-Saints en 1908. El paleoantropólogo francés Marcellin Boule analizó los fósiles y situó a los neandertales más cerca de los monos y los simios que de los humanos. Una imagen, basada en sus conclusiones, mostraba una figura peluda y encorvada parecida a un simio que sostenía un garrote y una piedra.
En cambio, el anatomista británico Arthur Keith pensaba que los neandertales pertenecían al linaje europeo. Esto no era un gesto de inclusividad: Keith, partidario del racismo científico, creía que la humanidad se originó en Europa. Trabajó con un artista para producir una ilustración de un neandertal que, al igual que la de Figuier, parecía un hombre europeo. La figura estaba sentada junto a un fuego fabricando herramientas de piedra mientras vestía ropas de piel y llevaba un collar.
El hombre simiesco de Boule llegó a un callejón sin salida evolutivo. El neandertal casi europeo de Keith entró en la historia de la humanidad.
A pesar de las diferentes posturas sobre el lugar de los neandertales en la evolución humana, ambas perspectivas estaban influenciadas por el imperialismo y la popularidad de la “ciencia de las razas”. Según este punto de vista, ahora desacreditado y denunciado, las razas se consideraban grupos biológicamente distintos que podían organizarse en una jerarquía. Los neandertales se convirtieron en una herramienta para promover esta ideología.
Los horrores de la Segunda Guerra Mundial cambiaron las perspectivas sobre la raza y el imperialismo en las esferas pública y académica de todo el mundo. El racismo científico retrocedió ante la crítica generalizada a la idea de que ciertas poblaciones vivas pudieran considerarse biológica, intelectual y culturalmente inferiores.
En esta época de posguerra, William Straus Jr. y Alexander Cave reexaminaron el análisis original de Boule sobre el neandertal de La Chapelle-aux-Saints. En 1957, detallaron las inexactitudes de la primera interpretación. El trabajo les llevó a creer que si un neandertal afeitado, bañado y bien vestido viajara en el metro de Nueva York, “es dudoso que llamara más la atención que otros de sus habitantes”.
Con el impulso hacia una perspectiva más unida de la humanidad, los neandertales fueron acogidos en el redil.
FLORES Y HEMBRAS
En 1971 se produjo un cambio importante en la percepción de los neandertales, cuando el arqueólogo Ralph Solecki informó sobre las excavaciones realizadas en la cueva de Shanidar, Irak. Su trabajo sugería que los neandertales cuidaban de sus parientes enfermos y enterraban a sus muertos con flores, basándose en la presencia de polen. Es famoso su comentario sobre los neandertales de que “aunque el cuerpo era arcaico, el espíritu era moderno”. Aunque investigaciones más recientes han demostrado que el polen procedía probablemente de roedores excavadores, el informe de Solecki tuvo un profundo impacto en la percepción que se tenía de los neandertales en aquella época.
Ese mismo año, un libro de no ficción ilustrado para el público dio vida a los neandertales de las flores. En el libro, los neandertales celebraban fiestas y funerales. Este Neandertal actualizado, más parecido a los humanos, obtuvo el respaldo de los científicos y la creciente simpatía del público.
Asimismo, una ilustración de National Geographic de 1985 mostraba a los neandertales comunicándose y cooperando mientras descuartizaban un íbice y fabricaban herramientas. En particular, las hembras son el centro de atención. Cazan, recolectan y conversan. Los machos, en cambio, permanecen en un segundo plano.
La representación de neandertales femeninas como personajes centrales desafiaba las representaciones de las mujeres paleolíticas, que normalmente aparecían cuidando niños en la periferia mientras los hombres cazaban y fabricaban herramientas de piedra. Como reflejo del Movimiento de Liberación de la Mujer, esta viñeta visualizaba las críticas feministas a los enfoques centrados en lo masculino de la investigación.
SUPREMACISTAS NEANDERTALES
Aún hoy, las fuerzas sociales y políticas sesgan las interpretaciones de los neandertales.
Las representaciones contemporáneas de los neandertales en museos y en la cultura pop tienden a tener la piel clara como resultado de la investigación genética de principios a mediados de la década de 2000. Sin embargo, estudios posteriores que examinaron más ADN neandertal concluyeron que al menos algunos individuos tenían la piel más oscura, ojos marrones y pelo rojo intenso.
¿Hasta qué punto pueden los científicos deducir el tono de la piel a partir de los genomas? Otro estudio tuvo en cuenta tanto a neandertales como a personas vivas muy conocidas, como Henry Louis Gates Jr. profesor de la Universidad de Harvard y presentador de Finding Your Roots. Utilizando marcadores genéticos, los autores predijeron una pigmentación de la piel más clara o más oscura con un 60 por ciento de exactitud para las personas vivas, poco más que la probabilidad aleatoria de lanzar una moneda al aire.
Sin embargo, la imagen del neandertal “blanco” ha persistido. Los supremacistas blancos se han aferrado a la idea de que albergar genes neandertales representa un marcador de pureza europea, a pesar de que poblaciones de todo el mundo tienen restos de ADN neandertal, incluidos, contrariamente a los primeros informes, algunos genomas africanos.
Desde su descubrimiento, los neandertales han ocupado un espacio precario como nuestros primos misteriosos. Las imágenes de neandertales, realizadas por investigadores o artistas, no solo transmiten hipótesis científicas. También expresan movimientos sociales y nociones de humanidad.
Así que, al mirar una imagen de un neandertal o cualquier ilustración científica, considere qué más puede representar: Ciencia trenzada con sociopolítica.